Confucio (chino: 孔子, pinyin: Kǒngzǐ, Wade-Giles: K'ung-fu-tzu, que se traduce literalmente por Maestro Kong) (tradicionalmente 28 de septiembre de 551 a. ...
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-- Publicado por VRedondoF para FN el 1/15/2011 05:46:00 AM
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Jorge Bucay es un psicodramatista, terapeuta gestáltico y escritor argentino. Nació en Buenos Aires en 1949, en una familia modesta del barrio de Floresta. ... es.wikipedia.org/wiki/Jorge_Bucay - En caché - Similares
La tienda que vendía la verdad Un cuento de Anthony de Mello Audio en la voz de Jorge Bucay
El hombre paseaba por aquellas pequeñas callecitas de la ciudad provinciana. Tenía tiempo y entonces se detenía algunos instantes delante de cada escaparate, en cada tienda, en cada plaza. Al dar vuelta una esquina se encontró de pronto frente a un modesto local cuya marquesina estaba en blanco, intrigado se acercó a la vidriera y arrimó la cara al cristal para poder mirar dentro del oscuro escaparate... en el interior, solamente se veía un atril que sostenía un cartelito escrito a mano que anunciaba: Tienda de la Verdad
El hombre estaba sorprendido. Pensó que era un nombre de fantasía, pero no pudo imaginar qué vendían. Entró. Se acercó a la señorita que estaba en el primer mostrador y preguntó:-Perdón, ¿esta es la tienda de la verdad ? -Sí, señor, ¿que tipo de verdad anda buscando: Verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística, verdad completa ?
Así que aquí vendían verdad. Nunca se había imaginado que esto era posible, llegar a un lugar y llevarse la verdad, era maravilloso. -Verdad completa -contestó el hombre sin dudarlo. "Estoy tan cansado de mentiras y de falsificaciones", pensó, "no quiero más generalizaciones ni justificaciones, engaños ni fraudes". - Verdad plena! -ratificó.
-Bien, señor, sigame. La señorita acompañó al cliente a otro sector y señalando a un vendedor de rostro adusto, le dijo: -El señor lo va a atender. El vendedor se acercó y esperó que el hombre hablara. -Vengo a comprar la verdad completa. -Ahá, perdón, ¿el señor sabe el precio?
No, ¿cuál es? -contestó rutinariamente. En realidad, él pensaba que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por toda la verdad. Si usted se la lleva -dijo el vendedor- el precio es que nunca mas podrá estar en paz.
Un frío corrió por la espalda del hombre, nunca se había imaginado que el precio fuera tan grande. Gra... gracias, disculpe... balbulceó. Se dio vuelta y salíó del negocio mirando el piso.
Se sintió un poco triste al darse cuenta de que todavía no estaba preparado para la verdad absoluta, de que aún necesitaba algunas mentiras en las que encontrar descanso, algunos mitos e idealizaciones en los cuales refugiarse, algunas justificaciones para no tener que enfrentarse consigo mismo... «Quizá más adelante», pensó.
No necesariamente lo que para mi es beneficioso, lo es también para el otro. Puede suceder y es justo que así sea que alguien crea que el precio de cierto beneficio sea demasiado costoso. Es válido que cada uno decida que precio quiere pagar a cambio de lo que recibe, y es lógico que cada uno elija el momento para recibir lo que el mundo le ofrece, sea la verdad o cualquier otro "beneficio"
-- Publicado por VRedondoF para CyP el 1/14/2011 01:15:00 AM
¿Sabías por qué decimos AHOGARSE EN UN VASO DE AGUA por agobiarse ante pequeños problemas? Se trata de un uso figurado hiperbólico, de extrema exageración.
Es necesaria una cantidad de agua para ahogarse muchísimo mayor que la contenida en un vaso. Así que la expresión se aplica a las personas que sin ni siquiera plantearse cuánta agua pueda haber, desisten en su intento por sobrevivir y se ahogan. En un sentido figurado, por supuesto.
Así desisten, se apuran, se amilanan, se desalientan enseguida ante la más pequeña contrariedad. Y decimos que se ahoga en un vaso de agua el que se ve superado por la más nimia.
La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo:
-Thaddeus, voy a matarte.
-Bromeas, Euphemia -se rió el infeliz.
-¿Cuándo he bromeado yo?
-Nunca, es verdad.
-¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio?
-¿Y cómo me matarás? -siguió riendo Thaddeus Smithson.
-Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos.
El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sisema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.
Marco Denevi (12 de mayo de 1922 - 12 de diciembre de 1998) escritor y dramaturgo argentino. Nació en Sáenz Peña, Partido de Tres de Febrero, provincia de ...